Las familias que acogen o adoptan a un menor pueden vivir situaciones de conflicto e inestabilidad cuando éste llega a la adolescencia. Noticias de diferentes Comunidades Autónomas señalan la preocupación de la administración y de muchos profesionales por la cantidad de acogimientos y adopciones en los que se producen rupturas de convivencia. Se hace evidente y necesario intervenir para garantizar la continuidad de los vínculos construidos, a pesar de los conflictos. La experiencia en la intervención pone de manifiesto la necesidad de analizar e interpretar lo que sucede, valorando la vinculación entre el menor y la familia.

Esto es imprescindible para reparar las consecuencias de la ruptura y prevenirla, tanto con los menores acogidos y/o adoptados como con las familias de acogida y/o adoptivas.

Los especialistas en la adopción, y la intervención con familias, en ocasiones es necesario la derivación a servicios especializados a los niños que sufren dificultades, y los padres deben conocer el abanico de posibilidades que se puede ofrecer desde lo público y lo privado, así como tener una información adecuada, sobre los procesos en los servicios.